Es lógico pensar que para discernir si los pisos están baratos o caros habrá que estudiar cuales son los ingresos familiares. Miguel
Martin, presidente de la Asociación Española de la Banca, opina que el precio
no debería superar los 4 años de salario bruto anual [i].
El economista José García Montalvo, profesor de la universidad Pompeu Fabra de
Barcelona, comenta que la media histórica
anterior a la burbuja se situaba en torno a 4 años de la renta familiar bruta
disponible[ii]
y que lo normal es que se necesiten de 3,8 a 4 años de renta disponible [iii]. Y en un artículo de Cinco Días podemos leer
que “Está reconocido a nivel mundial que una ratio razonable entre esas
dos variables es 3,8 años o 4, o lo que es lo mismo: que el precio de una casa
equivalga a cuatro años completos de renta del hogar que la adquiere.”[iv]
La forma de saber si una vivienda
vale lo que piden según los salarios no es solo compartida por expertos
españoles. También es compartida por expertos internacionales. Sirva como
ejemplo el IX Estudio Internacional de Asequibilidad de la Vivienda, auspiciado por el gobierno de Nueva Zelanda. Los países que pueden pagar sus viviendas
con una media de tres años de ingresos brutos por hogar o inferior se definen
como “accesibles”; los que se mueven entre 3,1 y 4 son “razonablemente
accesibles”; entre 4,1 y 5 son “seriamente inaccesibles” y los del 5,1 o más se catalogan como
“severamente inaccesibles”. Las
ciudades españolas, donde de media una vivienda equivale a 5,9 años de los
ingresos anuales de las familias, estarían
entre las más inaccesibles del mundo [v] . Es decir, aunque los precios han bajado, estos todavía siguen siendo injustos.
De acuerdo
con este informe, los países que obtienen mejor puntuación en este ranking son
EE.UU., con un 3,1, e Irlanda, con el 3,2. Es decir, que el mercado
residencial estadounidense y el irlandés, víctimas de la burbuja inmobiliaria,
son en la actualidad razonablemente accesibles para las familias de estos territorios
ya que han corregido gran parte de la sobrevaloración a la que habían alcanzado
sus precios.
En un posterior post analizaré los indicadores que pueden motivar a que las viviendas sean todavía más asequibles alcanzando su precio justo.